Se trata de unas serpientes venenosas del continente americano
pertenecientes a la subfamilia Crotalinos. Son fácilmente reconocibles
por una especie de cascabel córneo o crótalo que tienen en el extremo de
la cola y que agitan con vigor para avisar a los intrusos.
El
tamaño del cascabel aumenta cada vez que la serpiente muda la piel,
proceso que le añade una sección. Las mudas pueden producirse hasta
cuatro veces al año. Las partes más viejas del cascabel se van
desgastando con el tiempo y se desprenden, de modo que el número de
anillos de éste no es, como se cree popularmente, una indicación precisa
de la edad de la serpiente.
Posee dos glándulas productoras de
veneno, una a cada lado de la cara, que están conectadas por medio de
conductos con la base de dos colmillos largos y huecos que se pliegan en
el interior del maxilar cuando no están en uso. Las serpientes de
cascabel se alimentan principalmente de pequeños mamíferos y reptiles.
Como la mayoría de los crótalos, alumbran crías vivas, es decir, son
ovovivíparas.
El crótalo diamantino vive en el sureste de Estados
Unidos. Es una especie grande y peligrosa, por la gran cantidad de
veneno que puede inocular en una mordedura. Otro crótalo, conocido
comúnmente como cascabel, también muy peligroso por su veneno, es el
único del género presente en América del Sur.
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